No Tener Miedo de la Inteligencia Artificial en el webmarketing?

Descubre cómo automatizar tu marketing con Inteligencia Artificial sin perder autenticidad, tráfico ni posicionamiento tras el Core Update 2025 y AI Overview de Google. Los nuevos retos del webmarketing.

LYDIE GOYENETCHE

12/12/20249 min leer

WEBMARKETING & IA
WEBMARKETING & IA

¿Automatizar o humanizar? El marketing digital en la era de la inteligencia artificial 2025

En el panorama digital actual, dos olas tecnológicas están transformando radicalmente la forma en que las marcas se posicionan en internet: la actualización central de Google (Core Update 2025) y la expansión de los resúmenes generados por inteligencia artificial (AI Overview) en los resultados de búsqueda. Estas transformaciones, inicialmente implementadas en el mercado estadounidense, ya han comenzado a producir efectos visibles en el ecosistema digital hispanohablante, afectando especialmente a páginas web generalistas, con contenido pobremente estructurado, backlinks de baja calidad o exceso de contenido generado por IA sin supervisión humana.

En España y América Latina, muchos sitios han visto caer su visibilidad orgánica de forma drástica en tan solo unas semanas. Webs con años de antigüedad han perdido hasta el 60 % de su tráfico procedente de Google, mientras que otros proyectos más pequeños, pero mejor estructurados y alineados con los valores de marca y la intención de búsqueda real del usuario, han experimentado un repunte inesperado. La lógica es clara: Google ya no premia la abundancia, sino la relevancia, la experiencia, la transparencia y la conexión humana. Y aunque la inteligencia artificial sigue siendo una aliada poderosa, ya no basta con automatizar por automatizar.

AI Overview, por su parte, cambia el punto de entrada tradicional a los contenidos. Muchos usuarios ya no hacen clic en los resultados clásicos, sino que se quedan con el resumen generado directamente por la IA de Google. Esto implica que la forma de escribir, estructurar y responder a las preguntas del usuario debe adaptarse urgentemente si una marca quiere seguir apareciendo, no solo en los primeros puestos, sino dentro del nuevo formato de resumen inteligente. Aquí, la automatización de procesos de marketing cobra una nueva dimensión: ya no se trata solo de enviar correos automáticos o segmentar audiencias, sino de entender cómo la IA transforma la forma en que se consume la información y cómo se construye la autoridad digital.

En este nuevo escenario, surge una pregunta clave: ¿cómo utilizar la inteligencia artificial para automatizar procesos sin perder la autenticidad, el posicionamiento estratégico ni la conexión con el cliente? La automatización sin sentido puede llevar al colapso de una marca digital. Pero una automatización bien diseñada, que respete los principios de tu negocio, que escuche al usuario y se adapte en tiempo real a sus necesidades, puede ser una herramienta formidable para crecer incluso en un entorno volátil.

Este artículo propone analizar las nuevas reglas del marketing digital en 2025, partiendo de los cambios más recientes del algoritmo de Google y de las prácticas ya observadas en el mercado estadounidense. Exploraremos qué tipo de automatización aporta valor, cómo estructurar tu contenido para convivir con AI Overview y de qué manera construir una estrategia basada en inteligencia artificial que respete tu identidad de marca, tu plan de negocio y, sobre todo, la confianza de tus clientes.

Automatización inteligente: aprovechar la IA sin diluir la esencia de tu marca

En el nuevo ecosistema digital de 2025, la automatización del marketing con inteligencia artificial ha dejado de ser una opción futurista para convertirse en una necesidad urgente. Sin embargo, automatizar sin criterio puede ser tan perjudicial como no automatizar en absoluto. Según un estudio reciente de Semrush, los resúmenes generados por inteligencia artificial (AI Overviews) ya aparecen en el 13,14 % de todas las búsquedas en EE. UU. en marzo de 2025, frente a solo el 6,49 % en enero, lo que demuestra un aumento del 72 % en solo dos meses.

Cómo evitar que tu contenido B2C sea absorbido por AI Overview

La llegada de los resúmenes generados por inteligencia artificial dentro de Google —conocidos como AI Overview— ha modificado profundamente la manera en que los usuarios interactúan con los contenidos. Muchos ya no hacen clic en los enlaces tradicionales porque el buscador les proporciona una respuesta directa en forma de resumen automatizado. Esta nueva dinámica penaliza los contenidos que pueden ser fácilmente sintetizados.

Para los sitios B2C, esto representa un riesgo real: perder tráfico incluso teniendo un buen posicionamiento técnico. Para evitar ser “resumidos”, es necesario aportar valor desde lo humano. Profundizar en el contenido, no solo desde un punto de vista técnico, sino también emocional, cultural y experiencial, permite construir textos que no pueden ser replicados en pocas líneas. Incluir testimonios reales, reflexiones propias, comparaciones internacionales o puntos de vista poco habituales otorga al contenido una densidad que lo hace irreductible a un resumen. 

Al final, esa es precisamente la diferencia entre un contenido trabajado con saber hacer artesanal —basado en la experiencia, el detalle y la autenticidad— y un producto genérico, producido en masa y a bajo coste. Google empieza a notar esa diferencia, y los usuarios también.

La IA como aliada para enriquecer, no para recortar

La inteligencia artificial debe servir como una extensión de la mente humana, no como un sustituto apresurado de su creatividad. Utilizada con criterio, permite profundizar en los temas desde múltiples ángulos —técnicos, emocionales, históricos, culturales— y construir contenidos que realmente aporten valor. Es, en definitiva, el medio más seguro para responder de forma más profunda a las verdaderas intenciones de búsqueda de los usuarios y crear un vínculo memorable con el visitante web. Este aspecto se ha vuelto crucial en un entorno donde la capacidad de atención del usuario digital ha cambiado radicalmente: hoy se decide en segundos si quedarse o seguir navegando. Por eso, la clave ya no está solo en atraer clics, sino en merecer la atención.

Además, la IA puede ayudar a identificar con precisión el volumen mensual de búsquedas de una palabra clave en un país determinado y, sobre todo, a distinguir entre el volumen y la intención real que hay detrás de cada consulta. Esta diferenciación es fundamental para el marketing de contenidos: permite no solo elegir los temas más buscados, sino también estructurar los mensajes según lo que realmente necesita el usuario en cada etapa de su proceso de decisión. Un mismo término puede esconder intenciones muy distintas —informativas, comerciales o comparativas—, y saber leer esa diferencia es lo que transforma una estrategia SEO en una experiencia de marca relevante y eficaz.

Cuando se utiliza con esta visión estratégica, la IA no recorta, sino que amplifica. No sustituye al experto, lo acompaña. No empobrece el discurso, lo enriquece con datos, patrones y conexiones que a menudo pasan desapercibidas. Es, en suma, una herramienta poderosa para quienes quieren escribir con profundidad, responder con precisión y conectar con autenticidad.

Automatización útil sin perder la conexión con el cliente

Las marcas que operan en el sector B2C pueden beneficiarse de la automatización en áreas muy concretas sin caer en la homogeneización. La inteligencia artificial permite adaptar las descripciones de producto a distintos perfiles de cliente, redactar contenidos específicos para redes sociales como LinkedIn o YouTube, estructurar guiones para vídeos cortos en Reels o TikTok, o incluso personalizar newsletters según el historial de navegación o de compra. Estas automatizaciones permiten mantener una presencia coherente en distintos canales sin multiplicar el esfuerzo humano. La clave está en mantener una supervisión editorial clara y un estilo fiel a la identidad de marca, asegurándose de que cada contenido cumple una función precisa dentro de la estrategia general.

IA y creatividad: una alianza estratégica, no un reemplazo

En el corazón de esta transformación digital se encuentra una verdad que muchas empresas comienzan a redescubrir: la inteligencia artificial no debe reemplazar la creatividad humana, sino potenciarla. Automatizar tareas repetitivas libera tiempo para que los equipos se dediquen a pensar, imaginar, conectar ideas y desarrollar narrativas únicas. Usada con inteligencia, la IA puede convertirse en una compañera de trabajo capaz de sugerir caminos inexplorados, comparar puntos de vista divergentes, corregir sesgos y mejorar la calidad de redacción. El futuro del marketing no pertenece a quienes más contenido publiquen, sino a quienes sepan construir significados. En un mundo saturado de respuestas rápidas, solo sobrevivirán aquellas marcas que sean capaces de generar preguntas relevantes, provocar reflexión y ofrecer valor real. Y en ese camino, la inteligencia artificial puede ser una aliada silenciosa pero decisiva.

Es un poco como la diferencia entre un storytelling empresarial elaborado por un profesional egresado de una escuela de marketing generalista —con buena técnica pero poca profundidad identitaria—, y un storytelling desarrollado por un consultor estratégico que se involucra de verdad en el ADN de tu marca, su trayectoria en el mercado y su posicionamiento simbólico. Si a eso se suma la colaboración con un experto en arquitectura de interiores que adapta los espacios y los códigos visuels al contexto territorial de la empresa, entonces ya no se trata solo de contar una historia, sino de encarnar un relato. La densidad no es la misma. La pertinencia tampoco. Y el impacto que genera ese contenido —por su coherencia, su verdad y su unicidad— se vuelve incomparable.

Automatización mal entendida: errores frecuentes y consecuencias reales

En la carrera por integrar la inteligencia artificial en sus estrategias de marketing, muchas empresas B2C cometen errores que no solo diluyen su propuesta de valor, sino que terminan afectando negativamente su posicionamiento digital. Automatizar no es delegar la relación con el cliente a una máquina, ni producir contenido a ritmo industrial sin preguntarse si realmente responde a las necesidades de búsqueda del usuario. La precipitación con la que muchas marcas han adoptado herramientas de IA ha creado un efecto rebote: pérdida de visibilidad, desconfianza del cliente y, en los peores casos, penalización por parte de los algoritmos de búsqueda.

Uno de los errores más comunes consiste en llenar un blog corporativo con artículos generados automáticamente, sin intención editorial clara ni conexión con los valores de la marca. Estos textos, aunque técnicamente correctos, carecen de profundidad, estilo y perspectiva. Son intercambiables, impersonales y, por tanto, prescindibles. Este tipo de contenido es precisamente el que AI Overview puede sintetizar en una línea, dejando sin clics ni tráfico al sitio original. Varios medios digitales españoles y latinoamericanos han visto caer su tráfico en un 40 % en los últimos meses por depender excesivamente de este tipo de textos sin revisión ni valor añadido.

Otro error frecuente es la automatización de campañas de email marketing sin segmentación inteligente. Enviar mensajes genéricos a todos los contactos, sin tener en cuenta su historial de compra, su comportamiento en el sitio web o su ciclo de vida como cliente, solo genera cansancio y aumento en las tasas de cancelación de suscripción. La IA puede ser una gran aliada para personalizar en tiempo real, pero requiere datos bien organizados y una estrategia de contenido pensada para dialogar, no solo para vender.

También se observa una sobredependencia de los chatbots mal configurados. Muchos negocios B2C han implementado asistentes virtuales sin entrenarlos adecuadamente o sin integrarlos con la experiencia de navegación del usuario. Esto genera frustración, respuestas incoherentes y, en última instancia, pérdida de confianza. Un chatbot no puede reemplazar al servicio al cliente si no entiende el contexto de las preguntas ni el tono emocional del usuario. Aquí, la falta de supervisión humana convierte una solución en un problema.

En términos de branding, automatizar sin criterio puede romper la coherencia del mensaje. Cuando cada canal —web, redes sociales, newsletters— utiliza textos generados sin una guía de estilo común, la marca se fragmenta. El usuario recibe señales contradictorias y pierde el hilo narrativo que debería unir todos los puntos de contacto con la empresa. Esto ocurre con frecuencia cuando se externaliza la creación de contenido a herramientas IA sin un plan de comunicación sólido ni una voz de marca definida.

En resumen, la automatización no puede basarse únicamente en la eficiencia. Debe construirse sobre una estrategia clara, con objetivos bien definidos y con una intervención humana permanente que supervise, corrija, refine y decida. Automatizar no es desaparecer del proceso, es aprender a estar mejor: en el momento adecuado, con el mensaje correcto y con una presencia que tenga sentido. Las marcas que entienden esto no solo evitarán errores costosos, sino que convertirán la IA en un verdadero motor de diferenciación y fidelización.

Automatizar con sentido: una estrategia humana en tiempos de inteligencia artificial

En este nuevo escenario marcado por las actualizaciones del algoritmo de Google y la expansión de los resúmenes generados por IA, automatizar sin estrategia es una forma rápida de desaparecer. Pero automatizar con criterio, desde una comprensión profunda de la marca, del cliente y del contexto digital, es una manera poderosa de consolidar una presencia significativa y duradera.

La inteligencia artificial no es el problema. El problema es olvidar que toda tecnología necesita dirección, propósito y visión. Automatizar el marketing sin tener claros los valores diferenciales de tu negocio ni entender cómo evoluciona la búsqueda de los usuarios equivale a producir en serie un mensaje sin alma. Frente a eso, las marcas que sobreviven —y sobre todo, que crecen— son aquellas que logran alinear lo tecnológico con lo humano.

La IA, bien utilizada, permite ganar tiempo para pensar mejor. Permite analizar datos para actuar con más inteligencia. Y permite crear estructuras que no solo generan eficiencia, sino también sentido. El desafío no es seguir el ritmo de la IA, sino decidir con lucidez en qué momento dejarla hablar... y en cuál hacer que sea tu marca quien diga la última palabra.