La Importancia de las Herramientas de Análisis en el webmarketing
Descubre cómo integrar CRM, ERP y análisis web para construir relaciones B2B sólidas, reducir costes ocultos y adaptarte mejor a las necesidades reales del cliente. El webmarketing es cerca de las necesidades del mercado.
COMMUNICATION
LYDIE GOYENETCHE
12/12/202413 min leer
CRM para pymes en España: una necesidad estratégica en 2025
En un entorno económico cada vez más competitivo y digitalizado, las pequeñas y medianas empresas españolas (pymes) se enfrentan al reto urgente de profesionalizar su relación con el cliente. A medida que aumentan los costes de adquisición y disminuye la fidelidad espontánea del consumidor, disponer de una herramienta eficaz para gestionar prospectos, ventas y relaciones comerciales ya no es una opción, sino una necesidad. Es en este contexto donde los sistemas CRM (Customer Relationship Management) han adquirido un protagonismo creciente dentro de las estrategias de marketing y ventas de las pymes españolas.
Según el informe de IDC España 2024, el mercado de software CRM ha crecido un 14,2 % interanual en el país, con una facturación total que supera los 830 millones de euros. Este crecimiento responde a tres factores clave: el aumento de la presión comercial en sectores tradicionales como el comercio minorista, la necesidad de centralizar la información del cliente en entornos omnicanal, y la disponibilidad de herramientas más accesibles y escalables para empresas con estructuras reducidas. Además, los fondos europeos Next Generation han incentivado la digitalización de más de 15.000 pymes en España desde 2022, muchas de las cuales han optado por implantar soluciones CRM como primer paso hacia la automatización.
Dentro del mercado español, Salesforce lidera con diferencia la cuota de mercado en el segmento de CRM en la nube, con más del 22 % de participación según Statista (Q4 2024). Esta posición dominante se debe a varios factores. Primero, su capacidad para ofrecer un ecosistema completo que va más allá de la simple gestión comercial: marketing automation, atención al cliente, analítica avanzada y personalización. Segundo, su red de partners locales certificados ha facilitado la implantación de Salesforce en grandes cuentas y medianas empresas en sectores como el turismo, la educación privada, la consultoría o los servicios financieros. No obstante, su coste y complejidad siguen siendo una barrera para muchas microempresas.
Por ello, en el segmento de las pymes de menos de 20 empleados, otras soluciones como Zoho CRM, HubSpot (versión gratuita), Pipedrive o la española Holded están ganando terreno rápidamente. Estas plataformas ofrecen una experiencia más intuitiva, precios ajustados y funcionalidades específicas para negocios que buscan agilidad sin renunciar a la eficiencia. En particular, Holded ha sabido posicionarse como un ERP ligero con CRM integrado, adaptado a las realidades contables y fiscales de las empresas españolas.
La pregunta que muchas pymes se hacen hoy es la siguiente: ¿cómo elegir un CRM que se adapte a mi negocio sin perder el foco en lo esencial —vender más, atender mejor y fidelizar de forma duradera—? A lo largo de este artículo, exploraremos las claves para tomar una decisión acertada, compararemos soluciones disponibles en el mercado y veremos cómo un buen CRM puede convertirse en el mejor aliado para crecer, incluso en entornos de incertidumbre económica.
El CRM para profesionalizar la relación con el cliente y estructurar procesos internos: entre memoria empresarial y necesidad de seguridad
Comencé mi carrera en el el mundo del marketing dentro del sector ferroviario, en un entorno donde la precisión de los datos era tan crítica como la seguridad de los pasajeros. En aquellos años, SAP se utilizaba como columna vertebral para gestionar los procesos industriales, mientras que las comunicaciones internas pasaban por Lotus Notes, una herramienta que, aunque rudimentaria en comparación con los estándares actuales, permitía coordinar a los equipos de manera eficaz. Todo era cuestión de trazabilidad: cada modificación, cada decisión, cada validación quedaba registrada en el sistema, como si la empresa misma conservara su memoria colectiva a través de los datos.
Esta primera experiencia profesional marcó profundamente mi concepción de lo que significa una gestión rigurosa y estructurada de la información.
Al pasar de un entorno industrial a una posición comercial de terreno, descubrí una realidad muy distinta. La gestión de la relación con el cliente se realizaba aún de forma artesanal: cuadernos de contactos, recordatorios escritos a mano y seguimientos basados en la memoria del vendedor. Sin embargo, también era la época en la que empezaban a implementarse procesos de ventas más formales, con fases claramente definidas: prospección, toma de contacto, oferta, seguimiento, cierre y postventa. La introducción de herramientas digitales capaces de automatizar recordatorios y organizar secuencias de acciones fue revolucionaria. Nos empujaba a encajar al cliente dentro de nuestra política comercial y de productos, lo cual resulta completamente inadecuado en una relación B2B con cuentas clave o clientes independientes, como los restauradores, que requieren una escucha activa, flexibilidad y adaptación contextual real.
Después accedí al puesto de jefa de sector para un gran grupo del sector vitivinícola, con la misión de gestionar cuentas clave en diversos canales de distribución. Allí me enfrenté a otra paradoja: la empresa exigía una orientación a resultados muy clara, pero los archivos de clientes estaban vacíos. Lo que debía ser una base de datos comercial se reducía a hojas verdes tamaño A2 que colgaban de las paredes de las oficinas, con nombres de clientes, objetivos de venta y algunas notas sueltas. Las previsiones no partían del análisis del mercado, sino de las necesidades financieras de la dirección, sin una correlación real con la demanda ni con las oportunidades locales detectadas por el terreno. Esta desconexión entre los sistemas de información y la realidad del cliente generaba frustraciones, pérdidas de tiempo, y sobre todo un riesgo elevado de errores o decisiones mal fundamentadas.
A lo largo de los años, he trabajado con numerosos CRM y ERP: SAP, PRISMA, etc.... y sus niveles de complejidad. Estas herramientas no son neutras: modelan la manera en que pensamos la relación con el cliente, los procesos de trabajo y la estrategia comercial. Cuando decidí fundar mi propia empresa, lo hice también con el deseo de escoger de forma consciente los datos que realmente necesitaba y de librarme de aquellos que, lejos de ayudarme, solo añadían ruido y rigidez innecesaria.
CRM: profesionalización relacional con límites cognitivos
Los CRM, cuando funcionan correctamente, pueden aumentar las ventas un 29% y lograr un ROI de $8.71 por dólar invertido. Además, mejoran la retención de clientes un 27% y generan mejor relación con el cliente en el 74% de las empresas. Sin embargo, estas métricas se basan en interacciones existentes, no en captar nuevas necesidades o deseos. Cuidar al cliente actual es crucial, pero no basta para descubrir nuevas oportunidades. El CRM mide lo que la empresa registra, pero no lo que el cliente realmente desea o busca fuera del vínculo ya establecido.
Un marco interno con beneficios reales, pero insuficientes
Un estudio publicado por Gartner estima que las empresas que implementan un CRM bien estructurado pueden mejorar su tasa de retención de clientes hasta en un 27%. Esta cifra es significativa, especialmente si se tiene en cuenta que retener a un cliente cuesta entre 5 y 7 veces menos que captar uno nuevo, según datos del Harvard Business Review. Además, un CRM permite centralizar el conocimiento del cliente, evitando que la información clave quede fragmentada o, peor aún, desaparezca con la salida de un colaborador. Pero este valor organizativo no alcanza para explicar por qué algunos clientes se desenganchan o no convierten.
Procesos internos estandarizados y trazables
Desde un punto de vista organizativo, el CRM permite estructurar procesos internos, estandarizar prácticas y reducir los márgenes de error. Cuando cada miembro del equipo conoce las etapas del proceso comercial, sabe cuándo debe intervenir y con qué nivel de información, se crea un flujo de trabajo coherente y previsible. Esta previsibilidad es clave para la eficiencia y también para la cultura empresarial. En un entorno de alta rotación o de crecimiento acelerado, disponer de un CRM bien configurado actúa como un sistema inmunológico organizacional: reduce el riesgo de disfunciones, de olvidos, de malentendidos.
El CRM como necesidad de seguridad empresarial
Desde una perspectiva psicosocial, la necesidad de seguridad es fundamental. Como lo explica Donald Winnicott, la construcción de un sentimiento de continuidad pasa por la presencia confiable del entorno. Lo mismo ocurre con las empresas: el cliente necesita sentir que su interlocutor sabe quién es, qué necesita, qué ha pedido, qué objeciones ha formulado en el pasado. Esa continuidad solo es posible si la empresa dispone de un sistema fiable para conservar la memoria de la relación. Un CRM bien utilizado no solo registra datos: construye una narrativa comercial, una historia compartida que fortalece la relación y la confianza.
Coste de implementación y tasa de adopción limitada
Según los datos de NetSuite, cerca del 50% de las implementaciones ERP fallan en su primer intento, y el 66% de las empresas obtiene menos del 50% de los beneficios esperados. Además, solo el 26% de los empleados usa regularmente el ERP. Esto refleja un problema de fondo que también afecta a los CRM: la herramienta puede estar presente, pero mal integrada o infrautilizada. Sin formación, sin adaptación a la cultura de la empresa y sin una estrategia clara, el CRM puede transformarse en una carga administrativa más que en una ayuda real para la toma de decisiones y la construcción de vínculos duraderos.
La profesionalización no debe olvidar la escucha
En última instancia, profesionalizar la relación con el cliente a través de un CRM no es solo una cuestión de eficiencia operativa. Es una decisión ética y estratégica: implica reconocer el valor de cada interlocutor, cuidar la memoria de los intercambios, y construir una relación basada en el respeto, la continuidad y la transparencia. Sin embargo, también implica ser consciente de sus límites: ningún CRM reemplaza la escucha activa ni la capacidad de leer el mercado más allá de los datos ya registrados. En un mundo empresarial cada vez más volátil y digitalizado, esta forma de cuidar el vínculo humano a través de sistemas fiables puede marcar la diferencia entre una empresa que sobrevive y otra que crece de forma sostenible.
No alejarse de las necesidades del mercado y de los clientes
Análisis del comportamiento digital: herramientas web para escuchar el mercado
A diferencia del CRM, que estructura la relación con el cliente desde dentro, las herramientas de análisis web permiten observar lo que sucede fuera de los muros de la empresa: cómo los usuarios se comportan, qué buscan, qué dudas tienen y en qué momentos están más receptivos. En este sentido, herramientas como Google Search Console (GSC), Google Analytics 4 (GA4), Microsoft Clarity, Plausible Analytics o Google Trends representan una revolución silenciosa en la comprensión del mercado.
Google Search Console: visibilidad desde el buscador
Google Search Console permite a las empresas conocer con qué palabras clave aparecen sus páginas web en los resultados de búsqueda. No mide lo que ya se ha vendido, sino lo que las personas están buscando. Por ejemplo, si una empresa tecnológica aparece en consultas relacionadas con "cloud OVH" o "servidores en Francia", puede anticipar una intención de búsqueda específica y adaptar su contenido a esta demanda. Esta herramienta también indica las impresiones (visibilidad potencial), los clics (interacciones reales) y el CTR (porcentaje de clics por impresión), ofreciendo una imagen clara del posicionamiento natural del sitio.
GA4: analítica centrada en el usuario
Google Analytics 4 ha sustituido al modelo anterior de Universal Analytics, centrándose no solo en sesiones, sino en eventos y usuarios únicos. Gracias a GA4, es posible seguir el recorrido de un usuario desde su primera interacción hasta la conversión, pasando por el tiempo de permanencia, las páginas visitadas, las fuentes de tráfico y los dispositivos utilizados. Un dato revelador: el 60% del tráfico web en Europa proviene ya de dispositivos móviles, según Statista. Esta información obliga a repensar el diseño y la navegación web desde un enfoque móvil first, algo que los ERP o CRM clásicos no pueden detectar.
Clarity y Plausible: experiencia visual y ética de datos
Microsoft Clarity permite grabar sesiones anónimas y generar mapas de calor, revelando dónde los usuarios hacen clic, hasta dónde se desplazan y en qué puntos abandonan. A diferencia de GA4, Clarity no requiere aceptación de cookies, lo que garantiza una recopilación continua de datos incluso sin el consentimiento explícito del usuario. Por su parte, Plausible Analytics ofrece una alternativa ética, sin rastreo individual ni almacenamiento de datos personales, ideal para las empresas preocupadas por el RGPD. Ambas herramientas ayudan a detectar fallos de usabilidad, llamadas a la acción mal ubicadas, tiempos de carga excesivos o fricciones invisibles en el recorrido del cliente.
Google Trends: el termómetro de las intenciones colectivas
Google Trends analiza la evolución de búsquedas en el tiempo. En sectores sensibles a la estacionalidad o a las modas emergentes, esta herramienta permite anticipar los picos de demanda y adaptar las campañas comerciales. Por ejemplo, las búsquedas de "regalos sostenibles" aumentan un 300% cada diciembre en España, mientras que el interés por "formación online gratuita" creció un 80% durante la pandemia. Cruzar estos datos con la oferta interna permite diseñar productos, servicios o contenidos alineados con la sensibilidad colectiva del momento.
OVH, Cloud y el valor de la segmentación semántica
Las empresas especializadas en soluciones cloud, como OVH, deben posicionarse sobre términos muy técnicos y competitivos: "cloud soberano", "hosting seguro en Europa", "servidores para e-commerce", entre otros. Usar GSC y GA4 permite ver qué consultas traen tráfico, pero también qué páginas convierten y en qué fases se pierden los usuarios. Por ejemplo, si una landing sobre "servidores para Magento" tiene mucha visibilidad pero bajo tiempo de permanencia, puede implicar que el contenido no responde a la intención técnica de búsqueda. Esta visión permite optimizar contenido y segmentar por tipo de cliente (desarrolladores, pymes, agencias, etc.).
Distorsión corregida: de los KPI internos a la realidad digital
Según un informe de HubSpot de 2023, el 68% de los especialistas en marketing reconocen que sus estrategias digitales se apoyan aún demasiado en métricas internas como las visitas y el número de leads generados, sin integrar suficientemente los datos de comportamiento real del usuario. De hecho, solo el 42% de las empresas cruzan regularmente los datos de su CRM con las herramientas de analítica web, lo que genera una visión fragmentada de la experiencia cliente. Esta fragmentación puede derivar en errores estratégicos: invertir en campañas para segmentos que ya no muestran intención de compra, insistir en territorios de marca saturados o reforzar canales de captación que en realidad presentan bajos niveles de conversión.
Una empresa puede tener una baja tasa de conversión y culpar al equipo de ventas, cuando en realidad el 80% del tráfico web proviene de visitantes fuera de su zona geográfica de actuación o con dispositivos que no cargan correctamente el contenido. En algunos sectores como el turismo rural o el comercio local, más del 60% del tráfico orgánico procede de regiones no pertinentes, según datos de Semrush España (2023). Esta distorsión solo puede resolverse integrando datos web, especialmente aquellos centrados en el usuario y su recorrido digital. GA4, por ejemplo, permite segmentar el comportamiento por ubicación geográfica y dispositivo, mientras que Clarity revela si hay clics en botones no funcionales o frustración visible (rage clicks), indicadores que los ERP no detectan.
Uno de los mayores desafíos en marketing digital es que los ERP y CRM ofrecen datos sobre lo que ocurrió en la empresa, mientras que el análisis web muestra lo que está ocurriendo en el mercado. Una empresa puede tener una baja tasa de conversión y culpar al equipo de ventas, cuando en realidad el 80% del tráfico web proviene de visitantes fuera de su zona geográfica de actuación o con dispositivos que no cargan correctamente el contenido. Esta distorsión solo puede resolverse integrando datos web, especialmente aquellos centrados en el usuario y su recorrido digital.
Indicadores clave y aprendizaje continuo
Algunas métricas especialmente relevantes para empresas orientadas al B2B son: la tasa de rebote en páginas clave (ideal < 40%), el tiempo medio en página (>1 min), el CTR desde buscadores (>3%), el porcentaje de nuevos usuarios vs. recurrentes, y la conversión por canal (email, social, orgánico, directo). Estas métricas permiten evaluar no solo el volumen, sino la calidad de la audiencia y la adecuación entre contenido y expectativa. Sin estas herramientas, la empresa solo ve el resultado final (venta o no venta), sin comprender el porqué.
Una estrategia alineada con el comportamiento real
Integrar herramientas de análisis web no debe verse como un fin en sí mismo, sino como un complemento esencial a los sistemas tradicionales de administración comercial. Mientras los CRM y ERP permiten una visión ordenada y estructurada de los flujos internos, el análisis del comportamiento digital ofrece una lectura transversal de las intenciones, emociones y bloqueos del cliente en su entorno real. El problema no reside en la utilidad de cada herramienta tomada por separado, sino en su aplicación fragmentada. Muchas empresas dedican horas y horas a analizar reportes internos, ajustar dashboards, segmentar KPI y generar informes mensuales sin que esas acciones se traduzcan en cambios concretos sobre el terreno o en una mejora de la relación con el cliente.
El coste oculto del CRM y del ERP no es solo económico —con licencias anuales que pueden oscilar entre los 10.000 y los 250.000 euros según el tamaño de la empresa y el número de usuarios—, sino humano y estratégico. Según un informe de Panorama Consulting, el 53% de los proyectos ERP sufren sobrecostes considerables, y el 42% exceden el plazo previsto de implementación. En paralelo, el tiempo de los equipos comerciales y administrativos se fragmenta entre la actualización de los datos, el cumplimiento de procesos internos y la interpretación de indicadores que no siempre están al servicio del cliente.
Frente a esta lógica de control y justificación, las herramientas de análisis web aportan un ángulo más dinámico y adaptativo: permiten actuar en tiempo real, ajustar el discurso según el canal y construir una experiencia digital progresiva que refuerce la confianza. Lo que verdaderamente construye una relación duradera en B2B no es el control de cada interacción, sino la capacidad de comprender el contexto del cliente, de leer entre líneas sus búsquedas, y de responder con contenido útil, conversaciones abiertas y soluciones específicas. En el caso de los restauradores independientes, por ejemplo, aplicar una política comercial rígida basada en flujos ERP resulta contraproducente. Lo que esperan es comprensión, flexibilidad, seguimiento humano y una lectura sensible de sus ciclos de compra.
Por tanto, la integración inteligente de herramientas no debe traducirse en más control, sino en más escucha. Analizar menos para adaptarse más. Medir mejor para relacionarse con mayor profundidad. Solo así, las herramientas de marketing interno y las plataformas de escucha externa dejan de ser dos mundos paralelos para formar un sistema de cooperación orientado a construir confianza, fidelidad y alianzas a largo plazo.
Integrar las herramientas de análisis web en la estrategia de empresa supone dejar de decidir a ciegas. Permite ajustar precios, lenguaje, navegación, tono, diseño y campañas según lo que las personas efectivamente hacen, no según lo que la empresa cree que hacen. Esta humildad metodológica es, paradójicamente, una enorme fuente de poder estratégico. Las empresas que escuchan antes de hablar, que observan antes de decidir y que testean antes de invertir son las que se adaptan más rápido y ganan autoridad en su sector.
Conclusión: de la centralización al diálogo digital
El análisis webmarketing no reemplaza al CRM ni al ERP, pero cubre un vacío esencial: nos conecta con el mercado en tiempo real. Permite traducir señales débiles en oportunidades, corregir sesgos de percepción interna y transformar la intuición comercial en decisiones basadas en datos. En un mundo donde el cliente busca, compara y decide sin interactuar con un comercial, estas herramientas ya no son un lujo, sino una necesidad estratégica. La empresa que quiera crecer debe dejar de mirarse al espejo de sus indicadores internos y empezar a escuchar los pasos de quienes se acercan, buscan y evalúan su propuesta desde fuera.


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