Cómo convertir tu web en una herramienta de ventas real
El fin de las cookies de terceros obliga a repensar tu estrategia digital. Descubre cómo convertir tu web en una herramienta real de captación de leads y confianza, incluso sin retargeting.
WEBMARKETING
LYDIE GOYENETCHE
5/6/202517 min leer


Desde 2022, se anuncia el fin de las cookies de terceros como un cambio inevitable en la forma en que las empresas recopilan datos sobre sus visitantes. Sin embargo, en plena transición hacia un nuevo modelo digital más respetuoso con la privacidad, las empresas europeas se ven todavía obligadas a actualizar sus banners de consentimiento para cumplir con las exigencias de la CNIL, el RGPD y la directiva ePrivacy. ¿Cómo no desesperarse? Nos dicen que el seguimiento se acaba, pero seguimos obligados a mostrarlo. Es legítimo preguntarse: ¿para qué sirven realmente las cookies de terceros?
Una cookie de terceros permite seguir a un usuario mientras navega por diferentes sitios web, recopilando datos sobre sus búsquedas, comportamientos y centros de interés. A través de estos datos, las marcas pueden inferir una intención —explícita o implícita— y personalizar los contenidos o las ofertas presentadas. Es una forma de decir al usuario: “Te hemos entendido. Esto es para ti.” Esta sensación de ser comprendido no es trivial: es lo que crea el vínculo, lo que genera fidelidad. Exactamente como en una familia: cuando alguien interpreta bien nuestros gestos o palabras, se fortalece el apego; si malinterpreta sistemáticamente, con el tiempo aparece la desconexión emocional.
En marketing, las cookies de terceros han sido fundamentales para construir ese puente invisible entre la navegación anónima y la relación personalizada. Según datos de Statista (2023), más del 70 % de las campañas de remarketing en Europa utilizaban cookies de terceros para identificar a los visitantes recurrentes y adaptar los mensajes. En el sector B2B, donde los ciclos de decisión son largos y los interlocutores múltiples, esta capacidad de reconocer, segmentar y acompañar al prospecto a lo largo del tiempo ha sido crucial. Sin estas herramientas, ¿cómo construir una narrativa digital coherente, orientada a la conversión?
Pero hay más: los bots de Google, Meta o cualquier inteligencia artificial no funcionan como un cerebro humano. No tienen intuición ni contexto emocional. Solo reconocen patrones, señales, correlaciones estadísticas. Por eso los datos estructurados y repetidos son vitales para ellos. Las cookies de terceros proporcionaban justamente ese hilo de continuidad. Sin ellas, las IA deberán buscar otras señales (first-party data, login, fingerprinting, etc.) para reconstruir el contexto y predecir las intenciones.
Jurídicamente, la desaparición de las cookies de terceros no significa el fin del consentimiento, al contrario. La CNIL francesa ha reforzado su control sobre las cookies "esencialmente técnicas" que permiten, por ejemplo, el login automático o la retención de la cesta de compra. A partir de 2024, cualquier empresa que opere en el mercado europeo debe demostrar que no rastrea más de lo necesario, que obtiene un consentimiento claro y que ofrece mecanismos transparentes de retirada.
En resumen, estamos ante un cambio profundo, no solo técnico o legal, sino también simbólico. El marketing digital ya no puede confiar en la vigilancia pasiva: debe volver a dialogar. Comprender no será cuestión de algoritmos, sino de presencia inteligente. Y fidelizar será, más que nunca, saber interpretar los silencios del usuario.
¿Por qué tu sitio web no vende como debería… y por qué la culpa no es solo tuya?
Fin del seguimiento: un silencio incómodo en el lenguaje digital
Tu web no vende no porque sea fea, ni porque tus productos sean malos, ni porque tus clientes no te entiendan. El problema es más profundo: se ha roto el lenguaje secreto entre tú y tu visitante. Hasta hace poco, las cookies de terceros actuaban como pequeños traductores invisibles. Eran capaces de registrar la intención del usuario —sus búsquedas, sus clics, sus silencios— y convertirlos en señales útiles para tus campañas publicitarias. Google Ads, Facebook, Instagram, TikTok… todo el ecosistema del marketing digital se alimentaba de esa capacidad de interpretar y personalizar. Hoy ese canal se está cerrando. Y tu visitante, aunque sigue llegando, parece ya no hablar el mismo idioma que tú.
¿Cuánto dinero generaba el marketing basado en cookies?
Según datos de eMarketer, más del 78 % del gasto publicitario digital global en 2023 —unos 526 mil millones de dólares— dependía de tecnologías que requerían cookies de terceros para su funcionamiento óptimo. Solo Google Ads generó más de 224 mil millones de dólares en ingresos publicitarios en 2023, y el 54 % de ese total provino de campañas de remarketing o de seguimiento de comportamiento.
En el caso de Meta (Facebook + Instagram), se estima que el 62 % del rendimiento de sus anuncios en 2022 se basaba en señales cruzadas que hoy ya no son fiables. En Europa, la pérdida de precisión provocada por las regulaciones RGPD y la limitación de las cookies llevó a una caída del retorno publicitario de hasta 35 % en algunos sectores B2C. En B2B, donde los ciclos son más largos y la trazabilidad más sensible, la pérdida de performance fue más difusa, pero se estima que la captación de leads cayó entre 20 % y 30 % cuando el remarketing fue desactivado.
TikTok, por su parte, había basado su ascenso en un modelo de personalización algorítmica finísima. La desaparición progresiva del seguimiento cross-site ha obligado a rediseñar su sistema de anuncios desde finales de 2023. Los informes de Statista muestran que la tasa de conversión media en TikTok Ads ha bajado del 3,5 % al 2,1 % en Europa desde que las cookies de terceros empezaron a restringirse.
La inteligencia artificial no piensa como tú: por eso necesita datos repetidos
Las IA generativas, como Google SGE (Search Generative Experience), Meta Llama o Gemini, no tienen memoria humana. No recuerdan un rostro, un tono, una conversación implícita. Lo que hacen es procesar millones de señales estructuradas para predecir lo que el usuario probablemente quiere. Las cookies de terceros ofrecían una continuidad de contexto que permitía afinar esa predicción. Su desaparición deja a los algoritmos sordos, obligándolos a inferencias más generales, menos personales. Es como si tuvieras que recordar a alguien solo por la forma en que cerró la puerta la última vez.
El despliegue de IA Overviews en Google empezó en mayo de 2024 en inglés (EE. UU.), y está previsto para 2025 en francés y español, una vez ajustado al RGPD. En estos nuevos escenarios, el contenido visible y accesible será cada vez más reemplazado por respuestas generadas. Y eso significa que no basta con tener una web bonita: necesitas un ecosistema que hable, que sugiera, que cree memoria sin cookies.
Cuando recibir bien al visitante se convierte en estrategia
Imagina que alguien llega a tu casa por segunda vez, pero tú has olvidado cómo se llama, qué le gusta cenar o por qué vino la primera vez. Esa persona se sentirá rechazada sin que tú hayas hecho nada malo. Lo mismo pasa en tu web. Si no puedes reconocer al visitante, si no sabes desde qué canal llegó, qué producto consultó ayer o qué lo trajo hasta aquí, todo el peso de la venta recae en él. Y lo perderás, no porque no le interese lo que ofreces, sino porque no lograste demostrarle que lo habías escuchado antes.
Esta ruptura no es culpa tuya: el entorno digital entero está cambiando. Pero sí es tu responsabilidad adaptarte. En vez de intentar reconstruir artificialmente un seguimiento forzado, lo más eficaz será diseñar una experiencia digital centrada en la acogida: contenido útil, preguntas abiertas, formularios inteligentes, canales de contacto humanos, seguimiento por email bien diseñado. El usuario debe sentir que no necesita explicarse mil veces, porque tú ya has entendido lo esencial.
La nueva arquitectura: más humana, menos dependiente
Convertir tu web en una herramienta de ventas real ya no consiste en instalar un banner de cookies o poner un formulario de contacto. Se trata de construir un espacio donde el visitante se sienta comprendido sin tener que justificarse en cada clic. Donde tú, como marca, aprendas a interpretar su lenguaje con herramientas nuevas: first-party data, encuestas, automatización ética, social listening. Y sobre todo, con contenido profundo, creado para resonar en la memoria emocional, no solo en el algoritmo.
El sitio web no es un catálogo. Es un espacio de hospitalidad. Y vender es, antes que nada, saber recibir.
La desaparición de las cookies y sus efectos en la captación de leads B2C y B2B
📉 Un colapso invisible en la gestión de los leads
Durante más de una década, la generación de leads en campañas digitales se basó en una lógica simple: atraer, registrar, seguir, convertir. El seguimiento era la piedra angular de esta cadena. A través de cookies de terceros, las marcas podían saber quién visitaba su web, qué productos le interesaban, desde qué canal llegaba, y con qué frecuencia volvía. Todo eso permitía optimizar campañas, ajustar presupuestos, personalizar mensajes y aumentar la conversión. Sin esa trazabilidad, el sistema se fragmenta. Las marcas se ven forzadas a captar sin mapa, sin brújula, y muchas veces, sin saber a quién se dirigen exactamente. En términos económicos, eso significa invertir más, arriesgar más y asumir mayores tasas de abandono.
📊 Meta: del retargeting eficaz a la pérdida de precisión
Meta generó 117 mil millones de dólares en ingresos publicitarios en 2023. El 62 % de ese monto se apoyaba en mecanismos de personalización alimentados por cookies y tracking entre sitios. Esto representa unos 72 mil millones de dólares en campañas que ahora deben reinventarse. En B2C, por ejemplo, los ecommerce de moda y belleza lograban campañas de leads por 1,80 € a 2,50 € por contacto gracias al retargeting dinámico. Hoy, sin esa señal precisa, el coste por lead puede superar los 3,20 €, y la tasa de conversión ha caído de un 8 % a un 4,6 % en promedio, según datos de AdEspresso.
En B2B, donde las decisiones son más complejas y los formulaires Meta Lead Ads se usaban en modo “descubrimiento”, los CPL han pasado de 9 € a más de 15 € dans certains secteurs comme la formation ou les logiciels. Para una startup con un budget mensual de 3000 €, eso significa pasar de 330 leads a solo 200, con la misma inversión. Y como la calidad también sufre, muchas empresas deben contratar des SDR (Sales Development Representatives) pour qualifier davantage, ce qui augmente encore le coût réel d’acquisition.
🔍 Google Search Ads: ¿cómo retargetear sin cookies?
Google Ads, por su parte, facturó más de 224 mil millones de dólares en publicidad en 2023, de los cuales se estima que 100 mil millones estaban ligados directa o indirectamente a la personalización y al retargeting vía cookies de terceros. La red Display, en particular, ha sufrido una caída importante: según Statista, las campañas con retargeting tradicional han visto su ROAS (retorno por euro invertido) pasar de 4,5x a 2,8x en muchos sectores B2C desde 2023.
En campañas Search, el impacto es más difuso pero igual de costoso. Las campañas Performance Max, que integran IA, smart bidding y audiencias, empiezan a mostrar señales de pérdida de eficacia. Según datos de WordStream, los costes por conversión han aumentado un 26 % de media en el primer semestre de 2024, con picos de hasta un 41 % en educación y servicios profesionales. Para una empresa que invertía 10 000 € al mes con un CPA de 35 €, eso significaba 285 conversiones; hoy, con un CPA de 50 €, solo logra 200 —y muchas veces con menor intención real de compra.
En B2B, donde el retargeting ayudaba a mantener el hilo durante los largos ciclos de decisión, la pérdida es todavía más crítica. Un proveedor industrial que invertía 5000 € al mes en campañas Search + Display con retargeting lograba 100 leads cualificados. Hoy, con la desaparición progresiva de las cookies, logra solo 60, y debe invertir más en contenidos, nurturing y webinars para compensar. Esto representa una pérdida de 40 leads/mes, o 480 oportunidades comerciales al año, con un coût d’opportunité énorme si le panier moyen dépasse 2000 €.
🧩 ¿Qué cambia en la práctica para tu lead magnet?
Lo primero que cambia es el valor futuro del clic. Antes, cada visita anónima podía ser registrada, y el usuario, alcanzado nuevamente sin pedirle nada. Ahora, si no deja su correo o acepta cookies, se pierde para siempre. En términos concretos, el porcentaje de visitantes "reconocibles" ha caído del 85 % al 55 % en algunos ecommerce europeos, según datos de Cookiebot. Eso significa que el 45 % de tu tráfico no puede ser reimpactado, y que el valor potencial de cada clic cae de forma invisible.
Lo segundo que cambia es el modelo de retorno. El ROAS se ha comprimido: antes, una campaña de 1000 € podía generar ventas por 4000 a 5000 €, hoy apenas llega a 2500 o 3000 € si no hay base de datos y nurturing. Lo mismo sucede en B2B: el valor por lead captado con retargeting (basado en remarketing y contexto histórico) era de unos 75 à 150 €. Hoy, el mismo lead cuesta entre 180 y 240 € si no se trabaja una estrategia de contenido sólida.
Lo tercero que cambia es el retorno a la relacion humana. El usuario debe dejar algo (su correo, una acción, una respuesta) para que puedas seguir la conversación. Ya no basta con mirar: tiene que hablar. Y eso implica reformular tus CTA, enriquecer tus landings, y trabajar tus formularios como puentes y no como barreras. Sin cookies, cada microinteracción cuenta el doble.
🧠 ¿Y en B2B? Todo se vuelve más lento, más costoso, pero también más profundo
En B2B, la pérdida de trazabilidad crea una fricción estructural. Muchos ciclos de captación duran entre 30 y 120 días, con múltiples visitas, comparaciones, y descargas. Si pierdes la pista del usuario después de la primera visita, estás fuera del juego. Antes, podías mantener el hilo por 90 días con cookies. Hoy, ese hilo se corta en el primer clic si no hay opt-in. Para captar de nuevo a esa persona, tendrás que pagar otra vez.
Las grandes plataformas ya están empezando, al menos en parte: Google impulsa las integraciones de CRM en Performance Max, mientras que Meta fomenta el uso de bases de datos sincronizadas a través de herramientas como Zapier o HubSpot. Pero la mayoría de las pymes no disponen ni de la infraestructura técnica ni de los recursos humanos necesarios para gestionar esta nueva complejidad.
Un ejemplo concreto: una pyme B2B del sector de equipos logísticos tenía un coste medio de 42 € por lead mediante Google Ads y retargeting. Desde la desactivación de las cookies de terceros, este coste ha aumentado a 68 €, es decir, un +62 %. En una campaña mensual de 6000 €, esto se traduce en 40 leads menos, o aproximadamente 480 000 € en oportunidades perdidas al año, suponiendo una tasa de conversión del 20 % y un ticket medio de 5000 €.🤝 La nueva conversión se construye como una relación
Captar leads sin cookies es como volver a hablar con alguien cara a cara. Ya no puedes contar con el historial, ni con las estadísticas invisibles. Tienes que observar mejor, escuchar más, ajustar el mensaje con sutileza. Es más lento, pero también más humano. Y más fiable a largo plazo. Porque no depende de trucos técnicos sino de construcción real de confianza.
Las plataformas lo saben: por eso Meta insiste en que sus formularios internos permiten mantener una conversión más alta, y Google empuja el uso de datos CRM como base de personalización ética. Pero para que eso funcione, tu sitio web debe convertirse en el centro de una estrategia de relación: rápido, estructurado, con contenido útil, formularios que escuchen y una promesa que se mantenga.
Si no tienes ya las cookies, necesitas algo más fuerte: la memoria emocional. Como en una familia, si ya no puedes escuchar lo que el otro dice desde otra habitación, tendrás que estar realmente presente cuando se siente contigo. Y recordar, sin trucos, lo que importa de verdad.
IA generativa, motores de búsqueda y el abismo que dejan las cookies
🔍 ¿Qué está cambiando en la forma en que se presentan los resultados de búsqueda?
Desde hace más de dos décadas, el motor de búsqueda era el punto de entrada principal del usuario al mundo digital. Teclear una pregunta, recibir una lista de resultados, elegir un enlace. Esa lógica se está transformando. Con la llegada de los grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés), los buscadores ya no quieren limitarse a mostrar resultados: quieren responder directamente, como si fueran asistentes personales. Es el caso de Google con su SGE (Search Generative Experience), Microsoft con Bing Chat, ou encore Perplexity, You.com o Brave Search.
El cambio más radical es que el usuario ya no ve enlaces, sino un bloque de texto generado por IA que resume las respuestas más probables. Este bloque, en el caso de Google, se llama IA Overview. En mayo de 2024, Google lanzó esta función para todos los usuarios en Estados Unidos, y prevé expandirla a Europa en 2025. En Francia, la CNIL exige que esta tecnología cumpla con el RGPD antes de su despliegue. En España y América Latina, se espera una llegada escalonada a partir del segundo semestre de 2025.
🧠 ¿Cómo funciona un IA Overview?
Un IA Overview utiliza un modelo de lenguaje entrenado por Google (basado en Gemini) que analiza millones de páginas indexadas y extrae fragmentos para construir una respuesta sintética. Este modelo funciona mediante machine learning supervisado y aprendizaje por refuerzo, combinando señales semánticas, estadísticas y contextuales. Para mejorar su precisión, el modelo necesita datos: qué tipo de pregunta se formula, qué respuesta se elige, cuánto tiempo permanece el usuario leyendo, si hace clic o no, si vuelve atrás. Todo esto se analiza en tiempo real y alimenta al sistema.
Y aquí es donde la desaparición de las cookies de terceros empieza a generar una tormenta silenciosa. Antes, Google podía saber quién era el usuario (aunque no por nombre), cómo había navegado en otros sitios, y qué intereses mostraba de forma indirecta. Esto alimentaba no solo la personalización de anuncios, sino la calibración de sus algoritmos de búsqueda. Ahora, sin esas cookies, la conexión entre “quién busca” y “por qué lo hace” se debilita. Es como intentar interpretar el deseo de alguien que ya no deja huella ni habla.
📉 Menos datos, menos precisión: el talón de Aquiles del modelo
Los grandes modelos de lenguaje (LLM) como Gemini, GPT-4 o Claude no son mágicos: son sistemas estadísticos que predicen palabras. Para hacerlo bien, necesitan contexto. En el caso de Google, ese contexto era alimentado por millones de señales invisibles: historial de navegación, clics, formularios, interacciones entre sitios. Si alguien buscaba “mejor seguro para autónomos”, Google podía inferir si ese usuario tenía una empresa, había visitado páginas legales, y vivía en Francia o en Perú. Con esas señales, el resumen generado era más relevante.
Desde que se empezaron a bloquear las cookies de terceros en Chrome (enero de 2024), la tasa de clics (CTR) en los IA Overviews ha caído un 21 % según SparkToro, mientras que el porcentaje de respuestas consideradas útiles ha bajado un 18 % según estudios internos de AlphaRank. Esto significa que el usuario confía menos en las respuestas generadas por la IA cuando siente que son genéricas. Y esa pérdida de confianza impacta directamente en el comportamiento de compra y en el tiempo de permanencia.
🤖 ¿Por qué las IA generativas necesitan cookies (o su equivalente)?
Aunque muchas empresas tecnológicas lo nieguen, las IA generativas son adictas al contexto. Para generar una respuesta útil, el modelo necesita saber:
Qué tipo de usuario está preguntando (técnico, estudiante, comprador),
Qué ha preguntado antes (búsquedas recientes),
Qué temas ha consultado, y con qué intención (comercial, informativa, emocional).
Sin cookies de terceros, el modelo pierde esas señales. Google ha intentado compensarlo con first-party data (datos propios) y con una nueva tecnología llamada Topics API, dentro del Privacy Sandbox. Esta API clasifica al usuario en temas generales (como "viajes", "tecnología", "marketing") sin identificarlo directamente. Pero según pruebas internas de desarrolladores europeos, esta clasificación es hasta un 46 % menos precisa que el modelo anterior basado en cookies, lo cual afecta la personalización.
En la práctica, eso significa que si antes la IA te proponía un resumen con comparativas de productos que realmente te interesaban, ahora te ofrece opciones más neutras, más genéricas, menos alineadas con tu necesidad concreta. En el mundo B2B, eso disminuye drásticamente el potencial de conversión: una búsqueda sobre “software de gestión de inventario” ya no lleva al mejor proveedor para tu sector, sino a un resumen plano y “democrático” donde nadie destaca.
📈 La paradoja: cuanto menos seguimiento, más IA exploratoria
Frente a esta pérdida de precisión, muchos usuarios comienzan a multiplicar las búsquedas exploratorias, repitiendo preguntas con ligeras variaciones, buscando respuestas más humanas o más especializadas. Esto genera una explosión del volumen de prompts. Según datos de Similarweb (junio 2024), las búsquedas en plataformas como Perplexity, ChatGPT Search y Bing Copilot han aumentado un 189 % en seis meses, especialmente en sectores técnicos, jurídicos y médicos.
El usuario siente que ya no puede confiar en la “primera respuesta”, y empieza a crear sus propias rutas de exploración. Esto es una oportunidad para quienes saben construir contenido estructurado, claro, indexable y humano. Pero también es una señal de que el modelo tradicional de SEO está colapsando: si el clic ya no llega al sitio web, si la conversión no pasa por una visita, entonces hay que reconstruir todo el embudo. Con IA generativa en el centro.
💰 ¿Qué implicaciones económicas tiene esto?
Primero, una pérdida de visibilidad. Según BrightEdge, el 64 % del tráfico SEO de ecommerce en EE. UU. ya no pasa por la página de inicio, sino por módulos IA o páginas internas sugeridas por el motor. En algunos sectores como salud, tecnología o seguros, hasta un 40 % del tráfico se queda dentro del motor, sin clic. Esto representa, en grandes cuentas, pérdidas de entre 1,5 y 3 millones de euros al año en ingresos indirectos (cuando el contenido ya no convierte, aunque sigue siendo consultado).
Segundo, una presión sobre la calidad. Las marcas que quieran aparecer en respuestas generativas deberán invertir más en contenido largo, bien estructurado, optimizado semánticamente, y conectado con otras fuentes de confianza. Eso significa pasar de 200 € por artículo SEO a 600 o 800 € en contenidos que puedan alimentar a las IA. El coste por lead aumentará si no se ajusta todo el plan editorial y el lienzo de tracking first-party.
Tercero, una redistribución del poder. Las marcas pequeñas, locales, técnicas, que antes ganaban visibilidad por especialización, están siendo borradas de los resúmenes IA, porque los modelos priorizan lo más citado, lo más neutral, lo más “popular”. Solo quienes integren estrategias multicanal (SEO + email + CRM + Google Merchant + vídeo) podrán recuperar algo del tráfico perdido.
🧭 ¿Qué estrategias adoptar ante este nuevo escenario?
Aceptar que la IA no sustituye el vínculo. Una IA Overview no puede aún interpretar emociones, frustraciones o contextos complejos como lo hace un comercial experimentado. Por eso, el contenido debe mantener una voz humana, estructurada y sincera. No hay que escribir para la IA, sino para el usuario acompañado por la IA. Además, hay que diversificar los points d’entrée : réseaux sociaux, newsletters, forums, vidéos, comparateurs… Toute présence humaine et contextualisée devient un levier.
Paralelamente, es urgente reconstruir una base de datos propia: correos electrónicos, nombres, historiales de navegación internos, cuestionarios, fichas de CRM. Si el clic en Google se convierte en un “no clic”, hay que capturar la intención antes, durante o después —en tu sitio web, en tu newsletter, en LinkedIn o incluso en WhatsApp.
Conclusión: en el B2B con ciclos largos, el foro profesional se convierte en arquitectura de confianza y en activo estratégico
Cuando los rastros digitales se diluyen, cuando los algoritmos se vuelven genéricos y cuando el usuario profesional no deja más huellas que una consulta puntual, el marketing B2B se ve obligado a volver a sus raíces: la relación, la escucha, el vínculo. En un entorno donde los ciclos de decisión superan a menudo los 90 o incluso los 180 días, y donde varios interlocutores participan en una compra compleja, ya no basta con pagar campañas de retargeting o confiar en las predicciones de una IA generativa. Hace falta algo más estructural, más humano y más sostenible: un espacio donde los profesionales puedan volver, releer, preguntar, interactuar sin sentirse acosados ni invisibles. Ese espacio puede ser, de forma muy concreta, un foro profesional.
En el caso de WebRankInfo, uno de los referentes históricos del SEO francófono, el foro ha sido durante más de 15 años el núcleo vivo de una comunidad que no solo busca posicionarse en Google, sino entender cómo funciona. El sitio reúne más de 3,5 millones de visitas al año, cuenta con más de 400.000 mensajes indexados y muestra un tiempo medio de permanencia superior a los 4 minutos por página. En comparación, el tiempo medio de visita de un sitio web tradicional es de apenas 57 segundos según Statista. Además, el foro mantiene un porcentaje de rebote inferior al 25 %, lo cual demuestra una implicación auténtica por parte del lector. Este tipo de métrica no se consigue ni con campañas de pago ni con contenidos automatizados: se cultiva en el tiempo, con presencia, generosidad y escucha activa.


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